Seamos honestos: no todos los días de gimnasio se sienten como un día de "modo bestia". A veces miras tu bolsa de deporte como si fuera un castigo. Pero justo en esos días es cuando más ganas. No a los demás, sino a ti mismo.
No siempre se trata de las cargas más pesadas o del bombeo perfecto. Se trata de que te presentes. Que aprendas a poner la disciplina por encima de la motivación. Porque la motivación va y viene, la disciplina permanece.
El mejor progreso no está solo en los kilos, sino en el carácter. No solo construyes músculo, te construyes a ti mismo.
Así que incluso si solo tienes un 60% en tu tanque, da ese 60%. Un esfuerzo del 60% sigue siendo un 100% más que quedarte en el sofá.
¿No tienes ganas? Perfecto. Entonces vete.
Te lo agradecerás después.